No bajar la guardia
Augusto Corro martes 2, Jun 2020Punto por punto
Augusto Corro
El retorno a la nueva normalidad en algunas actividades no significa que la población se encuentre libre del mal. Mientras no exista una medicina o vacuna que extinga al coronavirus, viviremos con la amenaza mortal.
La única manera de detener la pandemia consiste en el aislamiento y en la aplicación de prácticas constantes de higiene para evitar el contagio como el lavado de manos y el uso del cubrebocas.
En ciudades con millones de habitantes es casi imposible que se respeten las normas sanitarias. La mayoría de ciudadanos se esmeró en el cuidado de su salud en tanto otros optaron por incumplir las reglas: unos por necios o poco solidarios y otros porque la necesidad de dejar el confinamiento para conseguir alimentos.
El hecho fue que en algunas zonas se relajaron las medidas sanitarias y en una de las metrópolis más grandes del mundo, como es la Ciudad de México, a cualquier sitio que se concurra siempre habrá demasiada gente para que el contagio del Covid-19 se active.
Continuará, pues, el alto riesgo de enfermarse y la mejor recomendación es no bajar la guardia. El regreso a la nueva normalidad debe realizarse con precaución y acciones muy bien pensadas. Tener en cuenta que las decisiones no reflexionadas de reactivar la economía podría traer consecuencias fatales.
Las autoridades, no todas, consideran que es necesaria la reanudación de las actividades económicas para erradicar las otras amenazas como el desempleo, la hambruna y la violencia. Ante esas condiciones adversas, una de las vías para evitar problemas mayúsculos es el regreso a la normalidad, con todos los riesgos que implica.
Las industrias de la construcción, automotriz y minera serán las primeras en empezar a trabajar. Cabe señalar que México recibe la presión de Estados Unidos para echar a andar la planta productiva, debido a la urgencia de materiales complementarios para la fabricación de automóviles.
Por otra parte, las autoridades sanitarias tendrán que esmerarse en la vigilancia del trabajo en las minas, pues se trata de un sector en el que los trabajadores realizan sus actividades siempre con un sinnúmero de riesgos, siempre expuestos a accidentes y a problemas de salud. Las medidas para evitar contagios deben extremarse.
(Basta recordar las tragedias de Barroterán y Pasta de Conchos, en Coahuila. En el primer caso perdieron la vida más de cien mineros, en el segundo, 65 trabajadores perdieron la vida y sus cuerpos aún se encuentran sepultados).
Regreso en orden
Es importante señalar que el regreso a la nueva normalidad no se trata de que la población vuelva a las actividades normales, como si nada ocurriera. Como si ya hubiera desaparecido la pandemia. Como si nada hubiera ocurrido.
No. De ninguna manera. Tendremos que mantener las medidas sanitarias con la misma disciplina que observamos desde hace más de setenta días, si queremos contener el avance del virus. De no hacerlo, se corre el peligro de rebotes con daños graves.
Volver a la nueve normalidad no será tan sencillo. En Italia, según se informó, la llegada del coronavirus fue devastadora, entre otras cosas porque las fábricas tardaron en suspender actividades. Pudo más la ambición de las utilidades que el interés de proteger la vida de las personas.
Por esa y otras razones es muy importante no bajar la guardia. Todos a cuidarnos. Principalmente aquellos que tenemos más posibilidades de contagiarnos: hipertensos, diabéticos y obesos. México, es triste reconocerlo, tiene un elevado índice de su población con ese tipo de enfermedades.
Las autoridades tienen mayor cuidado con el regreso de los niños a las escuelas y es de agradecerlo. La vuelta a las aulas se prevé para agosto y septiembre cuando el semáforo marque en verde. En ese renglón de protección a los menores es un alivio que se mantengan aislados.
Se recomienda, pues, actuar con prudencia, inteligencia y solidaridad del regreso a la nueva normalidad, que es insuficiente para erradicar las pesadillas, la incertidumbre y todos los males que acarrea el coronavirus. ¿Usted qué opina amable lector?